El fondo Mario Forti: desde el mundo a Córdoba, desde Córdoba al CeDInCI


La historia del movimiento anarquista está plagada de personajes entrañables. Uno de ellos fue Mario Forti (1894-1982), cuyo fondo personal acaba de ser donado al CeDInCI por su hijo Renato.

Forti nació en Italia, en la región de los Abruzzos. Escapando del servicio militar, llegó a la Argentina siendo un jovencito de 17 años con sus hermanos Alfredo, Cecilio y Horacio, quienes también eran anarquistas. Mecánico y ferroviario de profesión, se movió durante gran parte de su vida entre Rosario, Córdoba, Tucumán, el norte de Argentina y el sur de Bolivia, aunque su casa familiar estuvo desde 1942 en el barrio de Villa Revol de la capital cordobesa.

Bajo ese seudónimo y otros como Tomás Soria y Mario Fortunatti (su verdadero nombre era Renato Rocco Giansante), entre las décadas de 1910 y 1970, participó en huelgas, peleó con esquiroles, organizó grupos anarquistas, montó librerías como la famosa Librería e Imprenta Renacimiento de Tupiza –con filiales en Uncía y Tarija en Bolivia y La Quiaca en Argentina– y escribió cientos de artículos para decenas de periódicos ácratas. En los años 60 y 70, el movimiento libertario cordobés lo conocía como “el abuelito Mario”.

Don Mario se casó con una mujer riojana, Carmen Carrizo. Tuvieron 8 hijos: Liber, Silex, Dora (fallecida a los dos meses de edad), Dora, Nélida, Ilda, Alfredo y Renato. Ellos también escribieron una historia propia en el movimiento anarquista argentino y boliviano que llegó a convertirse en parte de su familia.

La intensidad de su vida militante y familiar se ve ciertamente reflejada en el archivo de Forti, que, para ser resguardado durante la última dictadura militar, fue enterrado en el jardín de su casa y en 1987 cuidadosamente ordenado por Liber Forti. El fondo contiene 42 colecciones de periódicos de Argentina, Uruguay, Bolivia, Chile, Estados Unidos, España e Italia –algunos de ellos, inhallables en otros repositorios– y los recortes de sus artículos organizados en carpetas por décadas; folletos, carteles, dos paquetes con correspondencia enviada y recibida desde distintas partes del mundo, fotos, postales de viajes y hasta un álbum donde la “tribu Forti” aprendía a escribir y dibujar, transcribiendo y copiando artículos e ilustraciones de la prensa anarquista.

Es larga la lista de agradecimientos de esta tarea de rescate que hoy nos encuentra con buena parte del fondo catalogado y comenzando a pensar en su digitalización: José Saravia, Luciano Oneto, Rafael Flores, Carlos Penelas y Rocío Danussi, por apoyar de diferentes maneras la iniciativa del Programa de Investigación del Anarquismo de preservar el fondo en el CeDInCI; y, fundamentalmente, Renato Forti y su familia, por la confianza depositada en nuestro centro que, en su acervo, guarda la memoria de muchos personajes entrañables como Mario Forti.