La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva
de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir.
Milan Kundera

 

Las noticias sobre el patrimonio cultural argentino no suelen ser alentadoras: archivos argentinos que se venden al exterior, bibliotecas enteras que parten a Berlín, a Amsterdam, a Harvard, a Princeton, colecciones de afiches que son adquiridas desde Nueva York…  Hoy queremos dar, desde el CeDInCI, una gran noticia al mundo de la cultura: en lugar de un patrimonio que parte, un patrimonio que llega; en vez de un acervo que se privatiza, uno que se vuelve público y accesible.

Hace 20 días se embarcaba desde el puerto francés de El Havre hacia Buenos Aires un contenedor cargado con la monumental biblioteca reunida por el sindicalista y ensayista político Alberto Belloni (1931-2005) durante sus años de exilio en París.

Gracias a la tenacidad de su compañera Estela, la biblioteca de 35 mil volúmenes -compuesta por obras de historia del movimiento obrero, historia social, historia política, boletines de las asociaciones de solidaridad con la defensa de los derechos humanos bajo la última dictadura militar (CADHU, TYSAE, etc.), revistas europeas y latinoamericanas, libros sobre el pensamiento francés de los siglos XIX y XX (estos pertenecientes a la biblioteca de investigación de la misma Estela), entre muchos otros temas- llegó finalmente a Buenos Aires. Y desde el miércoles 16 de noviembre ya se encuentra en el CeDInCI, que asumió el compromiso de su preservación integral, su catalogación y su apertura a la consulta pública.

La biblioteca que Belloni reunió durante sus tres décadas de exilio se integrará además a la que había reunido en la Argentina hasta 1976, otra biblioteca monumental que Estela había confiado al CeDInCI varios años atrás, y que ya se encuentra hace tiempo disponible a la consulta.

El trabajo ha sido arduo tanto para Estela, que asumió el costo económico del traslado, como para el CeDInCI, que llevó adelante la tramitación kafkiana que nuestro país impone a las organizaciones no gubernamentales para recibir cualquier tipo de donaciones, lo que llevó más de dos años de gestiones de toda índole. 

Pero el esfuerzo valió la pena, más que nunca. A pesar del intenso año que el equipo del CeDInCI está transitando debido a la mudanza a su nueva sede, una vez más nos arremangamos para rescatar un patrimonio en riesgo. Hace apenas seis meses fue el rescate de la colección hemerográfica de Florencio J. Sánchez. Hoy es la “repatriación” de la biblioteca de un exiliado. Belloni murió en Francia, pero hubiera querido que la única riqueza que acumuló en su vida estuviera accesible en el país de sus broncas y sus amores. 

Queríamos compartir con ustedes esta historia con ribetes increíbles. Un exiliado que compensa la tristeza del destierro reuniendo una biblioteca descomunal. Su compañera que destina los ahorros de su vida para cumplir el anhelo de repatriarla. Y un centro que rema a contracorriente para volver públicos los patrimonios privados. Queríamos dar una buena noticia (esta hermosa noticia), para el mundo de la cultura.